Mi proceso creativo…

 

EscritorioEn ocasiones, la gente me pregunta cómo me organizo para escribir casi sin tiempo. Bueno, la verdad es que es complicado, y realmente casi no tengo tiempo. Escribo por las noches, en ratos perdidos. En vuelos en avión, cuando viajo por mi trabajo «de verdad». En pausas «para fumar» (aprovechando que yo no fumo), si tengo una idea que no quiero perder. Pero, principalmente, sigo tres fases, que en muchos casos se entrelazan entre sí:

Fase Uno: Definición de la historia.

Al menos, necesito un comienzo y un final. En un documento (normalmente en Word), escribo un párrafo para cada uno. Conozco mi punto de partida, y sé, más o menos, a dónde quiero llegar. Entonces, comienzo a escribir párrafos en medio. Primero, describo la trama principal, una secuencia lineal de escenas (cada una con su párrafo independiente) que desembocarán en el final planteado. En este punto, incluso el final (¡o el principio!) pueden cambiar. Como curiosidad, también hago un esquema de este tipo cuando preparo un libro práctico, para no dejarme nada.

En una segunda pasada, intento imaginar personajes secundarios, que tienen una «vida paralela» a la acción principal, y se ven afectados pro la misma. En algún punto, interaccionan con los protagonistas principales, más cerca o más lejos. En ocasiones, no llegan a verse nunca, pero sus acciones afectan a los otros. Esta historia paralela la voy entrelazando, creando nuevos párrafos intercalados entre los anteriores. Así, además, permito pausas y saltos temporales en la trama principal.

Y eso es importante: cuando acabo esta primera fase, cada escena, cada situación, acaba siendo un pequeño párrafo de tres o cuatro frases. Por ejemplo, para mi nuevo libro (¡sorpresa!), uno de los párrafos es

«Van a casa de Daniel, tienen que borrar la memoria del coche autónomo que, de todas formas, tampoco ha identificado al tercer pasajero.
Mientras Tirx y Daniel reparan el exoesqueleto, ven las noticias. Tirx iba con la comitiva diplomática, era un asistente de segundo nivel.
Tirx habla con Marte, hay una revuelta en marcha?
Tirx tiene un asistente que no funciona. Lo desbloquean en casa de Daniel. Es pequeño, parece un poliedro de metal.»

¿Lo ves? Así, leído, no tiene mucho sentido. Pero, en el conjunto de mi plan, sigue una de las líneas temporales del libro (no te cuento más, para no echarlo a perder). A partir de esas pocas frases, saldrán tres o cuatro páginas.

Fase Dos: ¡Escritura!

Por supuesto, el siguiente paso es, una vez tengo el «esqueleto» del libro (que pueden ser cuatro o cinco páginas de párrafos independientes en total), el desarrollar estos párrafos, creando la ambientación, los personajes y los diálogos, donde son necesarios. Aquí ya voy introduciendo pequeños detalles, que serán recurrentes y, quizá, claves en la trama global. Si hay algún detalle clave, lo añado a los párrafos para no olvidarlo. En mi segunda novela, «Revolución», uno de los elementos clave fue un simple interruptor.

El punto importante aquí es que puedo trabajar en cada párrafo independiente por separado, tal y como he indicado, en un viaje corto, en una pausa breve de cualquiera que sea la cosa que esté haciendo en un momento. Puedo escribir una página, dos, o tres… pero, normalmente, no mucho más. Nota que en un libro «normal», las páginas tienen alrededor de 350 – 400 palabras en castellano.

Como soy un poco desastre para estas cosas, intento seguir el orden de los párrafos tal y como los he planteado en la primera fase. Eso me permite evitar errores de continuidad, por ejemplo. Pero también me encuentro, como muchos autores, con que los personajes «toman vida propia», y de pronto hacen cosas que no estaban planteadas en el esquema de partida. Entonces, suelo hacer una pausa, doy un paso atrás y reviso ese esquema, para ver hasta dónde llega el efecto de esos cambios. Es como los círculos en el agua, cuando tiras una piedra. El efecto es local, pero se extiende poco a poco…

Fase Tres: Edición y maquetación

En la actualidad, trabajo sobre todo con Word, dejando los programas de maquetación (para eso, trabajo con la aplicación Scribus, gratuito y OpenSource) para libros más complicados. Así que, en mi caso, edición y maquetación suelen ir en paralelo. En Word, defino el tamaño del libro, los márgenes, y añado los elementos secundarios (números de página, encabezados, si los hay) para ver cómo quedará la versión en papel. En realidad, no debería hacerlo, ya que después los tengo que eliminar para publicar el ebook, pero me gusta ver el efecto final del libro que tendré en mis manos.

Entonces, comienzo la edición «pura y dura»: Una primera lectura rápida para encontrar fallos de continuidad, otra un poco más lenta para ver fallos gramaticales y de vocabulario, y repeticiones de palabras poco estéticas. Y luego (¡tachán!) puede llegar hasta una lectura en voz alta. Eso me sirve para refinar los diálogos y, sorprendentemente, para encontrar más fallos.

Poco a poco, el libro va tomando forma. Compruebo que no haya líneas viudas «feas», que no haya demasiados espacios en blanco entre el texto (pero sí en el margen, para poder coger el libro cómodamente). Añado los estilos de los títulos, para crear posteriormente la tabla de contenidos. Y, cuando ya casi lo tengo listo, trabajo en la información añadida del libro (datos bibliográficos, introducción, publicidad de otros libros al final…).

Datos…

Habitualmente, ya he comentado arriba que puedo escribir unas mil palabras al día, como mucho. Y no todos los días. Así que es un proceso lento, primero escribir y luego corregir o incluso reescribir. Pero mis novelas son cortas, de alrededor de 60.000 palabras (aunque el objetivo para la tercera, en preparación, son 80.000 palabras). Así que, en teoría, podría acabar una en apenas dos o tres meses con mil palabras al día. Por supuesto, muchos días no escribo, y el proceso de edición, revisión y maquetación me llevan casi tanto tiempo como la escritura misma. Así que un plazo de unos seis meses podría ser realista para escribir un libro nuevo.

Sin embargo, siempre tengo muchas cosas abiertas a la vez. Cuando me bloqueo en una historia, salto a otro libro (o leo libros de otros, o escribo posts como este, o me dedico a la fotografía…). Como resultado, mi primera novela, «Resurrección», tardó casi dos años en publicarse, lo mismo que la segunda, «Revolución». Lo que querría decir que la tercera, si todo va bien, saldría a la luz en verano de 2021… No sé si podré esperar. ¿Y tú?

Este post continúa aquí: Mi proceso creativo (II)

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