Entrevista: G. G. Melies (ciencia-ficción)

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Datos personales…

Nací en la ciudad de Rosario el 15/10/1971. Fanático de la edad de oro de la ciencia ficción uso el seudónimo de G.G. Melies. Escribo ciencia ficción, pero he publicado “El voto de Eustaquio” y otros de enfoque comercial NO Sci fi de los cuales tiro líneas aún.

¿Cuándo y cómo comenzaste a escribir?

Comencé a escribir sin pensar que algún día lo haría. En medio de la agonía por cáncer de mamá, (justo un año después de la agonía de mi última abuela) siendo nieto e hijo único por ese lado de la familia, los cuidados cayeron aquí en casa. Por supuesto que vivir eso en plena crisis económica de las que uno pelea el plato de comida es muy duro, así que creo que en algún momento se me quemó la cabeza y por la casual llegada de la primera Tablet a casa abrí sin pensar un archivo y comencé a tirar líneas (año 2012) de “Teoría rudimentaria sobre estados entrelazados y gemelos”. Fue catarsis, una manera de escapar mentalmente “a Marte”, tenía esa idea en la cabeza sobre la conexión entre mellizos y gemelos, hablo de esas casualidades, presentimientos. Mi esposa es melliza, así que esas anécdotas son un tema recurrente en la mesa familiar… y como soy de mentalidad racionalista le encontré la vuelta para que la física cuántica lo explique en mi historia.

¿Cómo llegaste a la escritura independiente?

No sabía en qué terminaría ese experimento traumático, no sabía si lo hacía bien, si se reirían de mí, mi familia al verme perseverar me miraba raro, fue creciendo, enterramos a mamá y seguí como una costumbre. Sabía que no tenía dinero para publicar tradicionalmente, ni para corrector literario, ni edición, ni portada, ni conocía alguien que me diera consejos; por supuesto sabía que las editoriales son quisquillosas. Así que autodidacta comencé a interiorizarme, a copiar formatos, a investigar. Sabía lo de Amazon, pero aquí en Argentina era algo lejano (nadie usaba la plataforma debido a que todo lo que llegaba quedaba retenido en aduana) ¡Pero con un ebook debería ser distinto! ¿no? Los blogs de escritores auto-publicados dando consejos y mostrando que muchos ya lo hacían fueron una gran ayuda. Finalmente, en esos blogs di con esas tres letras mágicas: KDP.

¿Te dedicas por completo a la escritura?

Por el tiempo que uno le otorga podríamos decir que es así. Pero dejé la actividad laboral durante el cepo cambiario en Argentina debido a la inflación (escondida) que comía la ganancia. Fui constructor y cada vez que vendía una casa terminada, al construir la siguiente, me daba cuenta que la ganancia que creí en mis manos volaba en nuevos materiales, terreno y mano de obra. Reponer la casa vendida por la siguiente me mostraba una inflación en dólares “inexistente para el gobierno” Una burbuja inmobiliaria en ascenso continuo.  ¡Nadie construye una casa gratis! Sobre todo, con el riesgo que conlleva que un albañil se lastime o se mate a pesar de pagar seguros. Viví eso en la crisis del 2001 donde debimos vender una casa al costo tragada por la devaluación (dos años de trabajo) y noté los mismos patrones sociales. Le dije a mi socio “¡No va más!” Finalmente, con el actual gobierno que supuestamente venía a solucionar lo del anterior, pasó lo que temía. Por suerte aprendí del 2001. Así que me muevo freelance on line, con menos dinero, pero con la mente despejada. No creo que vuelva a la construcción… al menos en Argentina.

¿Cuánto tardas en escribir una novela?

Con mi primer libro tardé tres años, luego uno al año y este año (2019) con la oportunidad del premio literario de Amazon de publicar dos libros por autor, me animé a terminar un proyecto corto y dormido que tenía por allí (El voto de Eustaquio).

¿Qué es lo más complicado en tu proceso de creación?

Despejar la mente. Encontrar el momento. Como a todos nos es fácil comenzar un libro con una buena idea… salir de ello con personajes y situaciones sin que el libro escape a la idea inicial es complicado. ¡El monstruo vive, cobra vida propia y es rebelde! A veces la idea, la sensación de que uno arroja su tiempo a la basura tira para atrás. Podría salir, vivir, hacer más ejercicio, dedicar mayor tiempo a la familia, sociabilizar con amigos, buscar ganar más dinero… ¿Vale la pena… ganar más dinero o escribir? ¿O salir a vivir?

La filosofía no consumista y naturalista de Thoreau me ayuda mucho a frenar ese afán social al que somos empujados… “Cuán vano es sentarse a escribir cuando aún no te has levantado para vivir” o “Es más rico aquel cuyos placeres son los más baratos”. Como escritores debemos encontrar un equilibrio.

¿Cuál ha sido tu último libro? ¿En qué trabajas ahora?

El casseur del Evangelio Q” es un libro siniestro que ataca a nuestras bases occidentales. La idea es mostrar que la maldad humana es inherente a todas las fes y hemisferios, y en esta época donde vemos horrores de grupos extremistas se dictan los mismos discursos intolerantes dentro del cristianismo… solo falta una chispa para que se repitan situaciones como La noche de los cristales rotos, o el Holocausto, ya que esos discursos son dados en comunidades de iglesias humildes y no preparadas para reconocer patrones de la historia. La noche de los cristales rotos fue en el aniversario de cumpleaños de Lutero debido a sus fuertes discursos (casi irreproducibles) antisemitas, recordados y traídos al presente por la iglesia luterana de la mano del nazismo. Hoy vemos que sucede en cultos de toda Latinoamérica que se arengan a quemar libros “satánicos” del Dalai Lama, Confucio, Yoga o budismo.

Le debo el título a Umberto Eco y Jean Claude Carriere, ya que tocaron las dos temáticas en ese supremo diálogo que mantuvieron en el libro “Nadie acabará con los libros” Tenía un puñado de ideas disímiles; por un lado la idea de un personaje que viaja atomizado en rayo por la galaxia tratando de resolver crímenes, la denuncia del pedido de quema de libros “satánicos” en cultos cristianos, el viaje racional hacia el futuro por un grupo de millonarios que intentan salvarse del cáncer y la de CHASE, una unidad de percepción neuronal biopunk que extrae información de cadáveres de homicidios… me faltaba el móvil, el motivo que aúne todo eso. Hasta que leí “Nadie acabará con los libros” y me enteré de esos extraños y oscuros seres “casseurs” que destruyen libros incunables para venderlos por partes y lo de la teoría del Evangelio Q que explicaría las similitudes gramaticales de los evangelios… allí todo cuadró.

Trabajo varios libros a la vez. Me trabo con uno y sigo con otro, luego vuelvo o camino por la calle y una situación se destraba y corro a escribirla antes de olvidarla, o simplemente retomo algo viejo. Fluye como destilado gota a gota. Por ahora debo terminar la idea de cómo surgió la algocracia galáctica, acéfala y auto-regulada por procesadores, me quedan dos libros en continuo crecimiento. Luego tengo una serie de ficciones cortas para distenderme de tanto planteo filosófico-existencial-político-tecnológico… las cuales iré tirando de a poco.

¿Qué libro te hubiese gustado escribir?

Pregunta difícil. Como escritor de ciencia ficción racionalista me gusta jugar a ser un pequeño Nostradamus… eso es lo que me apasiona del género. Predecir con análisis pensados el futuro. No me gustan los viajes indiscriminados del tiempo, o extraterrestres con naves gigantes como ciudades arriba de una ciudad. La historia debe tener bases científicas.

Ficciones” de Borges es mi favorito, pero existen libros desconocidos no tan literatos que me abruman, como “Futilidad o el hundimiento del Titán” de Robertson Morgan que me sorprende por lo visionario. Sobre todo, sabiendo que Morgan era un viejo marino que analizó una situación obvia para un libro. El destino le hizo un copycat a este libro.


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