Malos tiempos para la autoedición electrónica en España

Portada_p_bn0010000_dHace unos días, la comunidad de autores independientes se escandalizó al saber que la feria del libro de Madrid prohibía expresamente la participación de estos autores en sus jornadas, incluyendo la posibilidad de poner un pequeño puesto para hacer ventas de libros en papel de manera privada.

Este tipo de eventos son una de las mejores plataformas en las que los autores que no dependen de las grandes editoriales pueden mostrar su trabajo, ganando una visibilidad difícil de conseguir por otro lado. Por supuesto, siempre queda la opción de la venta en canales generales como Amazon, que (aprovechando cada posibilidad) tiene un servicio de impresión bajo demanda, muy utilizado por particulares. O se puede vender desde casa, con el inconveniente de la inversión inicial para tener un stock mínimo de libros.

Claramente, la segunda opción es la del paso al libro electrónico. pero éste tiene también sus ventajas y sus inconvenientes.

Entre los principales problemas (comunes con los autores «de renombre») está el que el libro en sí mismo ya no es visible. Es un archivo más en un aparato electrónico o en un ordenador. No ves su portada, diseñada para llamar tu atención. No ves el bulto que hace en tu mesa, o en tu estantería, reclamando su sitio en tu vida. Y no tocas sus hojas de papel, ni hueles el olor de la tinta o del cartón utilizado para hacer su portada. ¿Romántico, retrógrado? Quizá, pero no deja de ser lo que diferencia a un libro de «todo lo demás».

En cualquier caso, también tiene su lado positivo. Un dispositivo puede almacenar miles de libros, que puedes llevar contigo donde quieras. Y el aparatito recordará dónde dejaste la lectura de cada uno de esos libros. Además, su tecnología de tinta electrónica permite que la batería dure semanas, incluso meses. Así que no hay excusa para no leer en vacaciones.

Pero aquí tenemos el siguiente problema. Por un lado, la cultura hispana sigue sin comprender que el conocimiento (llámese cultura o no) tiene su valor – y su precio. La piratería – aunque parece que está reduciéndose gracias a los servicios de subscripción – sigue proporcionando la idea de «todo es gratis si se puede descargar de Internet». De ahí que no se entienda que un libro electrónico pueda venderse a un precio similar al de su versión en papel. Por supuesto, las grandes editoriales lo hacen, quizá bajando el precio unos pocos euros – que claramente no se invierten en la impresión física del libro ni en su almacenaje y logística.

Así, puedo ver en la página española de Amazon que su libro más vendido «hoy» es «Martina en tierra firme», de Elisabet Benavent. La edición en papel (tapa blanda) se vende por diecisiete euros, mientras que la versión electrónica está a 9,49€. Sin entrar a valorar el libro, el cual desconozco, ¿Es justificable el precio del ebook? Seguramente sí, si consideramos que tiene que incluir los derechos de autor, más los gastos de estructura de la editorial (SUMA) y el beneficio lógico que busca esa empresa.

La consecuencia negativa de esta línea de pensamiento es que un libro de un autor novel (o no tan novel, pero sí desconocido e independiente) NO «debe» tener un precio a ese nivel. Tanto las editoriales como el público en general piensan que un autor independiente no tiene gastos de estructura, y que escriben (¡escribimos!) como afición, y no como negocio.

Si ahora juntamos las trabas a la promoción pública, la presión «de facto» para vender a precios bajos (la inmensa mayoría de libros «indies» entre 0,99€ y 3,99€) y los costes actuales de trabajar como autónomo en España… parece que escribir y publicar sea una auténtica locura.

Afortunadamente, la gente tiene mucho que decir. En estos casi cuatro años que llevo con mi aventura personal he conocido a mucha gente (sobre todo, en foros dedicados) con ilusión por escribir. Algunos buscando negocio, sí, pero otros casi usando la escritura como una terapia o una forma de ayudar a los demás. O simplemente por el placer de escribir y leer lo que escriben otros.

En cualquier caso, las facilidades actuales para publicar por Internet y el conjunto de herramientas gratuitas disponibles está consiguiendo que cada vez más gente se lance a escribir. Quizá no sea el mejor momento para la publicación independiente, pero cuando llegue (que llegará…) habrá muchos nuevos libros – y muchos de estos valdrán la pena.

Así que, como con casi todas las cosas desde la última crisis, no debes rendirte. Si tienes una idea en la cabeza, escríbela. Juega con ella, dale forma, hasta que tengas «tu» historia en tu ordenador o en un montón de papeles. Un día, más pronto que tarde, puede ser tu oportunidad de dejar huella en otras personas… y quizá vivir de ello.

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