Técnica: 12 por culpa del 72

Hace un par de meses publiqué una entrada sobre la importancia del número 350. En ese momento, indiqué que era el número de palabras aproximado y promedio, de una página de texto en un libro en idioma castellano o español. Y es que hay muchos factores que apuntan hacia esa cifra (otros autores hablan de cifras similares, entre 300 y 400).

Uno de los aspectos más simples, pero quizá más olvidados, es el de la fatiga visual. Por un lado, debemos tener el texto en la zona útil del libro (el centro del la página), lo que nos obliga a incluir cierta distancia a la encuadernación (para poder abrir el libro) y un margen alrededor para poder tomar el libro físico en nuestras manos. Eso reduce, en la práctica, el área en la que podemos colocar el texto.

Pero, además, nuestro ojo (de nuevo, un «ojo humano promedio») necesita ver la página como un todo, poder leer cada línea sin realizar mucho esfuerzo, quizá en dos o tres saltos de punto de enfoque. Por este motivo, «no vale todo», y volvemos a esas diez o doce palabras por línea y, sobre todo, a las 33 – 35 líneas por página. Ambas cifras están relacionadas por el tamaño de la fuente que se elige para el «cuerpo» del texto y el ángulo de visión humana.

La mayoría de autores (y yo me incluyo aquí) tenemos la (mala) costumbre de ir probando diferentes tamaños de letra durante la edición. Sí, tal o cual opción se ven bien en la pantalla del ordenador, pero luego en papel… aparecen demasiado grandes o demasiado pequeños. ¿Hay una solución para esto? Pues, en realidad, sí. Una vez más, tenemos que tirar de matemáticas… Y de un dato curioso, una de esas cosas que nos colaron los anglosajones desde el Sistema Imperial, y luego se aceptó desde la Europa continental.

Los «puntos», esas unidades que usamos para definir el tamaño de una letra, actualmente se basan… en las malditas pulgadas. Habitualmente (aunque hay definiciones ligeramente diferentes a lo largo de la historia, puedes leer un extenso artículo en Wikipedia), un punto es la «setentaydosava» parte de… una pulgada. Nada menos. Así que un punto equivale a 25,4 / 72 = 0,352 milímetros.

Pero aquí te cuento un secreto, que quizá no conozcas: Los puntos se utilizan para definir la distancia de referencia entre líneas, y no la altura de tus letras. ¿¿Cómo?? Pues sí, los puntos se utilizaban para definir el tamaño de cada carácter de metal utilizado en imprenta, y debían ser todos iguales para encajar en la guía. La distancia práctica entre líneas la definían la altura de estas piezas, y el grueso del separador entre líneas.

Ahora, vamos con las matemáticas. Si elegimos un tamaño de 10 puntos, la distancia entre dos líneas del cuerpo de nuestro texto medirá 0,325 x 10 = 3,52 milímetros. Bien, ¿no? Pues no…

Pues seguimos con el caso práctico. Mis novelas están preparadas para imprimir en 5 x 8 pulgadas (ya estamos…), o bien 12,7 x 20,32 centímetros. Habitualmente, dejo 1,5 centímetros de margen arriba y abajo, para poder incluir encabezados y números de página. Así que mi página «útil» tiene de ALTO 20,32 – 1,5 – 1,5 = 17,32 centímetros, o bien 173,2 milímetros.

Ahora, intento «colocar» 35 líneas de texto en esa página. Si divido 173,2 por 35, obtengo 4,95 milímetros, lo que (con un interlineado sencillo) equivaldría a un tamaño de letra de 4,95 / 0,352 = 14pt. Y aquí tengo un dato curioso desde LibreOffice: El procesador de textos añade dos puntos tipográficos entre líneas (¿Quizá recordando las guías de los tipos de metal?), por lo que, en la práctica, tengo que tomar un valor de 12pt para mi letra. Word, en cambio, sólo mostrará 32 líneas de texto a tamaño 12pt con interlineado sencillo. lo que significa que añade 3pt entre líneas, y que la distancia efectiva entre líneas es de 14pt, o los 4,95 mm que hemos calculado antes, y no 12pt x 0.352 = 4,22 mm.

Aquí tengo que hacer algunas consideraciones. Un tamaño de letra de 12pt todavía crea los caracteres muy grandes para ese tamaño de página, y no permite tener unas 10 palabras de promedio por línea, y por tanto no alcanzamos las 350 palabras por página. Además, este interlineado de «1» (sencillo, que no lo es, ya que LibreOffice añade 2pt y Word 3pt) comprime mucho el texto, y puede ser estresante para la vista.

Así que lo que se suele hacer es reducir ligeramente el tamaño de la letra (para que quepan más palabras por línea) y, a cambio, aumentar la distancia entre líneas para mantener esas 35 líneas por página de promedio. Vamos a comprobarlo con un poco más de matemáticas: En LibreOffice, si tomo un tamaño de 11pt (equivalente 13pt), podré tener 173,2 / (13 x 0.352) = 37,8 líneas de texto, que se quedarían en 37. Si quisiera mantener mi número de líneas en 35, sólo tendría que tomar un interlineado de 37/35 = 1,05. Curiosamente, muchos procesadores de texto incluyen la opción de interlineado de 1,15, que bajaría nuestras 37 líneas a 37/1,15 = 32.

En Word, un tamaño 11pt (14pt) permitiría tener 173,2 / (14 x 0.352) = 35 líneas, y si bajamos a 10pt (13pt equivalente) ya pasaríamos a 173,2 / (13 x 0.352) = 37,8 líneas, el mismo resultado que teníamos en LibreOffice con 11pt… Así que el procesador de textos también influye en el diseño final.

Nota que todo lo descrito aquí depende de la aplicación a utilizar (decisión MÍA), del tamaño de la página (decisión MÍA) y de los márgenes (decisión MÍA). Si usas un programa diferente, eliges un tamaño de página diferente, o unos márgenes distintos, quizá tu libro «pida» un tamaño de letra diferente… Y eso te puede hacer cambiar también tus ajustes cuando pases de una edición 6 x 9 a otra más compacta de 5 x 8…

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