Se admiten apuestas… ¿Me van a engañar?

Quizá ya hayas leído parte de esta historia anteriormente, pero te la voy a resumir de nuevo. Si echo la vista unos cuantos años atrás, todo esto de la escritura lo comencé sobre 2008, trabajando como escritor independiente para diversas páginas web de divulgación sobre tecnología, fotografía e informática. En aquél momento, comencé a trabajar para Wikio, que recopilaba artículos breves (unas 400 – 500 palabras) y pagaba razonablemente bien, alrededor de 1 – 2€ por artículo.

Sin embargo, fue el momento de la subida estratosférica de empresas como Yahoo y Google, que acapararon el mercado de la información, desarrollando sus algoritmos de búsqueda que favorecían determinados contenidos y empresas. Finalmente, Wikio cerró, y vendió todos sus contenidos a otra empresa (Over-blog), que adaptó la fórmula a otra que también estaba de moda hacía una década: La de los blogs personales.

En mi caso, lo que hicieron fue trasladar «mis» artículos de Wikio a un blog, al que pude dar forma y donde continué publicando cosas. Eso sí, ahora ya no cobraba por cada artículo escrito, sino que tenía la opción de insertar publicidad (contratada pro ellos), y de la que me llevaría una parte de los beneficios por impresión o por venta.

Alrededor de 2010, Over-blog pagaba religiosamente desde el primer céntimo. Mis ingresos bajaron mucho, por supuesto. Yo no había planteado tener un blog de tecnología. Así que mis contenidos fueron derivando a otros más cercanos a mis preferencias, con más contenido de fotografía y diseño gráfico. Y entonces llegaron los cambios.

Over-blog creó sus cuentas «profesionales». De pago, claro. Por el módico precio de 4,99€, podría tener acceso a definir yo la publicidad, llevarme algo más de comisión, y cobrar mensualmente… unos 0,50€ de beneficio. Eso sí, el umbral mínimo de pago eran 10€, con lo que las cuotas se iban acumulando en una cuenta personal. Por supuesto, decidí no optar por la versión de pago, me quedé en la opción gratuita (publicidad impuesta, menos opciones de configuración).

Y justo estaba a punto de alcanzar ese umbral (era mi límite para ver qué hacía con ese blog), cuando las condiciones del contrato cambiaron. Ahora, el umbral mínimo de cobro eran 50€, y la cuota mensual 5,99€. Mi blog genera, mensualmente, alrededor de 1€ de beneficio. Optar por esa opción era tirar mi dinero.

Así que, obviamente, decidí no volver a publicar, y observar qué rumbo tomarían las visitas al blog. Yo esperaba que, poco a poco, esas visitas se fuesen reduciendo, hasta prácticamente desaparecer. Sin embargo, había algunos artículos (útiles en 2008) que todavía registraban muchas visitas. Así que el blog ha seguido vivo, recaudando alrededor de 1€ cada mes. Hoy, el número de visitas es lo que puedes ver aquí:

Más de 125,000 visitantes únicos desde el comienzo. Con casi 1,25 páginas vistas de promedio cada uno de ellos. Más de 150,000 páginas vistas. Estas cifras son las que me hacen mantener el blog abierto, y no borrar todo definitivamente. Eso sí, desconozco de dónde salen esas visitas. Yo no hago ya promoción…

Pero ahora viene lo divertido: Hasta el mes de marzo, el saldo «pendiente» en mi cuenta es de 49,34€, y ya llevo acumulados 0,70€ este mes. Si todo es correcto, al regularizar los ingresos de abril ya estaría matemáticamente sobre el límite para cobrar. Y es ahora cuando me ha aparecido un mensaje de aviso, diciendo que si detectan que mi web utiliza tráfico automatizado (es decir, visitantes falsos), pueden cerrarla sin previo aviso y cancelar los fondos:

Aquí es donde se admiten las apuestas: ¿A que un día de estos Over-blog me dice que he hecho algo raro y nunca veo ese dinero? Tengo curiosidad por saber qué excusa o explicación me dan…

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