Curiosidad…

Como habrás leído en diferentes entradas de esta web, soy un ferviente seguidor de la autopublicación. Me interesa todo lo que sucede en torno a ese mundo «paralelo» que han forjado con la rivalidad entre las tiendas en línea y las grandes editoriales tradicionales.

Pero no me centro solo en mis libros. De vez en cuando, compro y leo libros de otros autores, como forma de darles mi apoyo y para descubrir contenidos que quizá no hubiesen acabado en los canales más comerciales. De hecho, también sabes que estoy en contacto con un número cada vez más grande de autores independientes, ofreciéndoles este espacio para incluir referencias a sus libros con entrevistas individuales.

Pues bien, hace unos días me decidí a comprar «ECCP – Escuadrón Contra Criaturas Paranormales«, de María Leiva. No es el tipo de lectura que suelo leer, pero tenía curiosidad por ver un libro que incluía ciertas «variables» que están de moda actualmente: Novela juvenil, fantasía, misterio… y el punto de vista de una chica muy joven, con un buen futuro en esto.

Independientemente del contenido, muy recomendable (verás una reseña aquí y en GoodReads, cuando lo termine…), me he encontrado con una curiosidad, que me ha «descolocado» toda la teoría del diseño y la publicación.

Y es que este libro está maquetado con una estructura… diferente. Te explico. Habitualmente, hay dos formas de indicar el cambio de párrafo en una publicación. Los libros formales o técnicos suelen tener los párrafos ajustados a ambos lados, sin sangría en la primera línea, y se añade una pequeña distancia entre cada dos párrafos (como en esta web), habitualmente el equivalente a media línea (o incluso una línea completa).

Las obras de ficción, por el contrario, suelen tener todos los párrafos de un capítulo encadenados, sin separaciones. Ahora, cada nuevo párrafo o línea se indica con una sangría al comienzo, de manera que el lector «ve» que ha habido un cambio en el contexto.

Pues bien, este libro (ojo, no es el primero que me encuentro así) utiliza ambas estrategias: Aplica una sangría al inicio de cada nuevo párrafo, y además añade una distancia entre párrafos. Independientemente del uso eficiente o no de la superficie disponible en el papel, me produjo un efecto «extraño» al leerlo. De hecho, me costó ganar velocidad en la lectura.

¿Será una nueva tendencia en la edición de libros? Las nuevas generaciones están acostumbradas a un consumo de contenidos de una forma diferente a como se hacía una o dos décadas atrás. Quizá sea la influencia de los programas de mensajería y chat, que separan visualmente cada elemento nuevo en una conversación (incluso, con los «globos» a los que nos han acostumbrado WhatsApp y compañía). En cualquier caso, te lo cuento cuando lo termine…

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