Ciencia sin ficción

Todas mis novelas de ciencia-ficción tienen una base científica bastante sólida, y han ido incorporando novedades y noticias según se producían a lo largo de los años. Por eso las clasifico como ciencia-ficción «dura» en las tiendas online. Hoy te traigo tres ejemplos:

Cerebros…

Seguramente sabrás que la primera, «Resurrección» (2017), surgió desde las propuestas de un neurocirujano (el italiano Sergio Canavero) de realizar el primer trasplante de cabeza. Por supuesto, lo que proponía era un trasplante de cuerpo para permitir que personas con movilidad limitada (ya fuese por enfermedad o accidente) pudiesen recuperar su vida anterior. Pues bien, tras unos años sin dar señales de vida, seguramente por el revuelo causado y el rechazo de la comunidad científica, este 2023 nos sorprendió con una propuesta ligeramente diferente: La de trasplantar solo el cerebro. Puedes ver la información desde este enlace.

Aparte de la complicación de esa operación, eso implica que ahora el cerebro se «instalaría» en un cráneo nuevo… con un  rostro diferente. Y aquí surgen muchas preguntas sensibles… Por ejemplo, si el alma, la consciencia o el espíritu están realmente en el cerebro. Por no hablar de un posible cambio de sexo (tan de moda ahora) «instantáneo», si el sexo del cuerpo receptor no coincide con el original del cerebro. O la identidad legal del nuevo individuo (¿es la del cerebro, o la del cuerpo…?).

Pues bien, algunos de esos temas (incluyendo el del trasplante del cerebro por separado) ya se sugieren en 2017 en mi primera novela, «Resurrección«, y profundizo algo más en la segunda, «Revolución» (2019), y en la tercera, «Rebelión» (2020). Claramente, mi propuesta es la de trasplantar el cerebro a un cuerpo robótico, lo que elimina (o reduce) algunas de las implicaciones más escabrosas de estas propuestas, pero puede llevar a otras complicaciones inesperadas. Eso sí, no te puedo contar más: tendrás que leer mis novelas.

Cuerpos mejorados

Mi segunda novela, «Revolución«, partía de la situación final de la primera, en la que (quizá sea un poco spoiler…) se aceptaba la posibilidad de instalar un cerebro en un cuerpo robótico. Pero esa posibilidad abría un amplio abanico de potenciales peligros para la Humanidad. ¿Qué pasaría si una empresa o un país decidía crear cuerpos robóticos más grandes que el promedio humano, o con capacidades superiores a la de este? ¿Se podría plantear una élite de humanos mejorados (¿incluso inmortales?), o bien ejércitos acorazados, con visión mejorada…? Incluso, con los pies en la tierra, ¿Serán estas mejoras solo cosas de ricos, y habrá una nueva separación de clases?

Claramente, mi punto de partida era un extremo de esta situación: La instalación de un cerebro en un cuerpo robótico. Sin embargo, la sociedad actual está evolucionando desde el otro lado, el de la mejora progresiva, por medio de implantes, de los cuerpos orgánicos. Como podrás imaginar, ambas propuestas pueden llegar a coincidir en un punto medio, quizá más alejado de los cuerpos orgánicos originales que, en el fondo, tienen fecha de caducidad.

Recientemente he podido leer un artículo que trataba este tema de la potencial mejora del cuerpo humano, revisando el posible negocio multimillonario que generaría (y que ya está en marcha…) y discutiendo los límites legales o prácticos para estas modificaciones o mejoras. Puedes leer el artículo desde este enlace.

¿Alienígenas?

El punto de partida de mi cuarta novela, «Revelación«, era la recepción de señales de radio provenientes del exterior de la esfera de influencia humana. En esta novela, considero que la Humanidad ya está «instalada» en la Luna y en Marte, pero se reciben señales de radio desde Europa, la luna de Júpiter. ¿Será un primer contacto con una civilización extraterrestre? De nuevo, no puedo contarte mucho más, sin desvelarte parte de la trama.

Pero hace poco he podido leer noticias de que un equipo de astrónomos ha detectado señales de radio desde un exoplaneta (en este caso, YZ Ceti b) que indicarían, al menos, la presencia de una atmósfera y de un campo magnético, ambos requerimientos necesarios para la aparición de vida sobre el mismo. Puedes leer la noticia desde este enlace.

En el caso de la noticia «real», las señales de radio son, probablemente, ruido generado desde una aurora boreal. En el caso de mi novela, se trata de algo más complejo, ya que son mensajes repetitivos y complejos (que no, no te voy a contar más). En cualquier caso, esta detección de señales de radio es un método nuevo para la detección de posibles exoplanetas habitables. El problema es, por supuesto, que están a una distancia demasiado grande de la Tierra, por lo que no podemos llegar a ellos, y es discutible que la Humanidad pueda hacerlo en algún momento.

Por cierto, la estrella YZ Ceti está a unos 12 años luz de nuestro Sistema Solar. En mi quinta novela (en preparación), he tomado un sistema similar a este (no te digo cuál, pero no es YZ Ceti) como parte de los escenarios de la trama. ¿Habrá alienígenas por fin en mi Saga Ciborg?


Recuerda que puedes conseguir mis tres primeras novelas en el compilado «Ciborg – Trilogía 1«, también disponible en Amazon como edición en tapa blanda, tapa dura y libro electrónico.

La versión electrónica se puede leer de manera gratuita (al igual que todas las novelas independientes) desde una suscripción a Kindle Unlimited.

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