La industria editorial francesa está en una situación similar a la española, en su lucha contra Amazon. Los precios de los libros están regulados, junto con los descuentos máximos aplicables en campañas puntuales. Pero Amazon también tiene allí su programa Prime, con el que envía los productos comprados de manera gratuita a sus suscriptores.
Según la industria editorial francesa, esos gastos de envío gratuitos son los que les penalizan la competencia. El gigante americano tiene el «músculo» suficiente como para permitirse hacer estas entregas gratuitas y, aun así, hacer beneficio con sus ventas. Del tema de la disponibilidad de fondos y la entrega rápida, no hay comentarios…
Aquí es donde entró el gobierno francés al rescate de su industria, promulgando una ley por la que los envíos de libros no podían ser gratuitos. Pero, como siempre, hecha la ley, hecha la trampa. Amazon (ojo, y otras grandes plataformas, comenzaron a cobrar… 0,01€ por libro. Ya no era gratis.
Pues bien, después de miles de «Mon Dieu», los libreros volvieron a las calles. Ahora, se está intentando fijar, de nuevo desde el gobierno, un coste de envío mínimo (quizá, entre tres y cinco euros), para intentar equilibrar la situación.
Por supuesto, con esa iniciativa se corre el riesgo de que el público en general se incline hacia la lectura en versión electrónica, lo que habrá hecho un flaco favor a esas librerías de barrio. Así que el coste no debe ser muy elevado para el comprador final. De manera que, si siguen en esa dirección, el gobierno francés podría acabar subvencionando estos envíos «locales», lo que podría estar en contra de las leyes europeas contra el proteccionismo.
Y, además, eso sigue dejando fuera a los miles de autores independientes. El limitar las posibilidades de venta y distribución de Amazon nos perjudicaría (potencialmente…), obligándonos a reducir nuestro margen, ya limitado, para contener el precio de nuestros libros.
Al igual que en España, se debería buscar una solución general que englobase a todas las partes, permitiendo que cada una ocupase su sitio en este mercado. Como ya sabes, en mi opinión hay sitio para todos, tal y como intenté explicar en mi publicación «Yo Leo Indie – Apoya a tus autores independientes«.
Aunque me temo que muy pronto la discusión tomará otra dirección. La producción de libros, si no se hace de manera responsable (y quiero pensar que esto afecta más a las tiradas grandes) se hará insostenible desde el punto de vista ecológico, y habrá que compararlo con la energía utilizada en los servidores de almacenamiento de la información digital.
De todas formas, supongo que es bueno que se hable de estas situaciones a nivel institucional. Solo me gustaría que se tuviesen en cuenta todos los puntos de vista, y me temo que, una vez más, los autores independientes nos quedaremos fuera… ¿Qué te parece?
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